Creando Opinion.

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Cifras de desempleo en continuas alzas, inestabilidad en mercados financieros y convulsiones políticas y sociales son sólo algunos de los efectos negativos que deja sentir la Crisis Económica Mundial vivida por estos días. Sin duda sus consecuencias no sólo afectan a algunos , si no que dichos efectos se dejan sentir en toda y todas las sociedades, diferenciando en la intensidad y forma como se manifiestan las consecuencias.

Se ha podido observar que las grandes empresas transnacionales ya han comenzado a aplicar sus planes de reajuste presupuestario para disminuir los gastos y no tener que llegar al despido de empleados como forma de capear ésta crísis. Al menos en el caso de Chile, empresas del retail, bancarias y alimenticias han puesto en marcha sus planes, entre los cuales las acciones a considerar van desde reducir el número de vuelos internacionales y visitas a conferencias y seminarios que realizan los altos ejecutivos, hasta eliminar la posibilidad de realizar llamadas a teléfonos móviles y crear campañas internas que disminuyan el consumo de artículos de oficina que utilizan sus empleados. Todas éstas acciones y planes son valorables y se deben rescatar no sólo por la coyuntura económica actual, si no que también incentivar como una filosofía empresarial permanente.

Pero la problemática no sólo afecta a empresas si no también a las personas, y es aquí en donde se originan los problemas que desestabilizan el bienestar social. No cabe duda que los principales afectados, en términos monetarios netos, por las continuas caídas del sistema financiero y bursátil son personas que pertenecen a una clases acomodada, pero ¿dichas perdidas afectan la posibilidad de satisfacer algunas de sus necesidades básicas?. Un ejemplo de ello corresponde a las nefastas consecuencias que ha sufrido el multimillonario Bill Gates, quien ha visto caer en más de un 20% sus inversiones durante todo éste periodo de crisis, pero ¿a alguien le cabe duda alguna que él no pueda continuar manteniendo el estilo e vida que lleva?.

Es aquí donde se originan la primera diferencia en como afecta la crisis económica a los distintos estratos sociales. Mientras que los sectores sociales con mayores ingresos ven mermadas sus niveles de inversión en cifras considerables, las clases sociales vulnerables se ven afectadas no recibiendo ingresos, porque si bien las grandes empresas poseen de los recursos financieros y el respaldo económico permanente del sector bancario, no corren la misma suerte las pequeñas y medianas empresas (PYME), quienes como respuesta a la menor demanda de bienes que ofrecen y las elevadas restricciones al crédito que impone el sector financiero en periodos de inestabilidad económica, sólo tiene como única alternativa recurrir al despido de personal para así sortear el temporal.

Sumado a lo anterior se debe mencionar que en el caso de Chile las PYME utilizan el 80% de la fuerza laboral empleada en el país, lo que da a entender que dada las condiciones de inestabilidad y los grandes efectos que se producen en éste tipo de empresas generan como resultado que los niveles de desempleo se disparen de manera acelerada, siendo principalmente las personas de menores ingresos quienes pasan a engrosar ésta cifra.

Quizás como solución se podría plantear la disminución de las restricciones crediticias que imponen los bancos, pero aquí se origina la problemática de cómo éstos se asegurarán que el dinero prestado a los agentes económicos será devuelto en el plazo y condiciones estipuladas, considerando la enorme posibilidad de que ello no ocurra no por problemas financieros o de producción de que posean las empresas si no por un problema originado a causa de las fuertes disminuciones de demanda.

Aquí se hace necesario destacar el elevado nivel de dependencia entre los distintos agentes económicos que existen en las economías, como también el comportamiento circular que existe entre “demanda de bienes-nivel de empleo”, factores que hacen muy difícil plantear una solución rápida y beneficiosa para todos.

En situaciones como éstas el rol del estado como garante del bienestar social se deja sentir en toda su plenitud, ya que su intervención se hace necesaria debiendo ésta ser rápida, potente y efectiva.

Durante semanas hemos tenido la posibilidad de ver en noticieros de televisión y periódicos los continuos anuncios de intervención que realizan los distintos países con el fín de apalear los efectos de la crisis financiera. Pues bueno ésas son las actitudes necesarias para momentos difíciles, pero la siguiente problemática consiste en la forma en como actuará el estado. Intervenciones estatales en periodos de tiempo donde ya no son necesarias, con inyecciones de recursos económicos que no logran ni convencer ni estimular la confianza de todos los agentes económicos y que estén centradas en la reactivación de sectores que no lo necesitan, son solo medidas que generarán caos y probablemente un mayor deterioro económico.

Debido a todo lo anteriormente expuesto, es el motivo por el cual deseo reconocer el actuar que han tenido los gobiernos de EE.UU., países de la Unión Europea y Asia, así como también mi país Chile (el cual ahora ha comenzado a hacer uso las reservas económicas originadas producto de la regla de superavit estructural implementada desde el año 2000 hasta la fecha). Todos ellos han aunado fuerzas y actuado una sola dirección, lo que demuestra una actitud coherente con el estilo de economía implementado en éstos países, donde las características de interconexión y dependencia se destacan. Otro motivo más para preocuparse de las conclusiones y planes de acción que se originarán de la Cumbre de Países Progresistas realizada éste fin de semana en la ciudad de Viña del Mar, Chile.
Atentamente

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