Si bien es necesario dejar en claro la enorme presión social, familiar y educacional que uno siente cuando se encuentra finalizando la educación secundaria y ad-portas de rendir el examen más importante hasta ese momento de su vida y la vez saber si tendrá o no la oportunidad de ingresar a la educación superior, también es necesario reconocer que en la mayoría de las ocasiones muchos de los jóvenes toman la decisión de qué y donde estudiar influenciados por factores de los cuales probablemente se arrepentirán años mas tarde.
Producto de la aplicación de instrumentos de investigación a estudiantes secundarios y que se encuentran en la situación descrita anteriormente, he tenido la posibilidad de darme cuenta de una serie de factores que consideran para tomar su decisión, pero también he notado la “otra serie de factores” que NO toman en cuenta, y que a mi juicio marcan la diferencia entre vocación por una profesión y la ejecución de ésta por el sólo deber de haber estudiado dicha carrera.
Frases como “el reconocimiento que le otorga la sociedad”, “las recompensas económicas que de esa carrera provienen” y similares fueron la tónica en reuniones sostenidas con estudiantes secundarios (pertenecientes a establecimientos particulares, subvencionados y fiscales) frente a la pregunta de porqué deseaban estudiar la carrera que querían. Y ése era el momento en el cual nacía mi pregunta, pero por motivos de reglas no podía hacerla, la cual hiba dirigida hacia ¿Dónde queda la vocación en la decisión de qué estudiar?.
Si bien puede existir mucho reconocimiento y obtener mucho dinero al estudiar determinadas carreras ¿Son capaces de levantarse todos los días por el resto de sus vidas a ejercer laborales en las cuales, por mucha empatía que tengan con los ámbitos que implica la carrera, no es lo que verdaderamente están llamados a ejercer?, o ¿es que acaso en las sociedades actuales ya se perdió la vocación hacia las profesiones y nuestra razón de vivir solo se sustenta en una vocación hacia el dinero y el estatus?.
Lo anterior no solo los justifico con las opiniones expresadas por los alumnos secundarios si no también por el grado de información que ellos manejan acerca de las carreras universitarias. Muchas universidades de Chile gastan esfuerzos millonarios en publicitar sus años de acreditación con el fin de atraer a los estudiantes a sus aulas, pero yo le digo a estas instituciones ¿Y de qué sirve tanto esfuerzo? si dado mi experiencia reciente con ellos, casi ninguno sabe lo que es el proceso de acreditación ni tampoco lo que ámbitos que éste mide. ¿De que sirve publicitar la amplia gama de carreras que puede tener una Universidad si la mayoría de los estudiantes desconoce las aplicaciones prácticas que deben ejecutar al estudiar “X” carrera?.
Claramente éste es un problema de comunicación, pero donde no sólo tienen culpa los oferentes del servicio (Universidades), si no también los mismos demandantes (estudiantes secundarios).
Se han observado esfuerzos sobrehumanos por intentar posicionar a las diferentes Universidades y sus carreras en la mente de los consumidores, pero considero que el siguiente paso debe ser no sólo a que el estudiante ingrese a las aulas de la Universidad si no también asesorarlo previamente a que tome su decisión acerca de que carrera es la que se adecua mejor a sus habilidades y sus conocimientos y no tanto a sus intereses por reconocimiento social y económico. Para esto propongo que se cree una alianza entre las universidades, en donde el primer objetivo no sea captar la futura mensualidad que recibirán del alumno, si no asesorarlo y explicarle acerca de qué consiste cada carrera. Una solución fácil y práctica sería organizar charlas semanales en donde no se publicite la Universidad ni la carrera, sino que se expongan en profundidad los campos que involucra “X” carrera en términos laborales, como también las áreas del conocimiento que ella abarca.
Por su parte el rol del alumnos debe ser opuesto al que ejercen actualmente, el beneficio será para ellos y sólo es necesario una participación activa. Hoy en día se cuenta con una herramienta de información muy poderosa, pero que lamentablemente es utilizada mayormente para fines de entretenimiento que para fines informativos, Internet. Es ésta herramienta de información por donde se debe dar el primer paso, invito a los secundarios a utilizarla, a buscar acerca de lo que significa no sólo estudiar una carrera universitaria si no también lo que involucra ejercer ésta.
Con el presente texto no sólo deseo realizar una crítica a la pésima forma en como hoy en día se están tomando decisión de caracteres relevante y que influirán en el futuro de miles de profesionales, si no también propongo alternativas fáciles y rápidas para comenzar a subsanar levemente este problema. Con ello no pretendo estigmatizar el rol que ejerce la sociedad y su valoración hacia ciertas carreras universitarias, ni tampoco ignorar la relevancia que debe tener el dinero al momento de considerar alternativas y luego tomar una opción, si no que lo único que pretendo es otorgarle el nivel de importancia que merecen dichos factores y no sobre-valorarlos al momento de decidir.
Atentamente
Producto de la aplicación de instrumentos de investigación a estudiantes secundarios y que se encuentran en la situación descrita anteriormente, he tenido la posibilidad de darme cuenta de una serie de factores que consideran para tomar su decisión, pero también he notado la “otra serie de factores” que NO toman en cuenta, y que a mi juicio marcan la diferencia entre vocación por una profesión y la ejecución de ésta por el sólo deber de haber estudiado dicha carrera.
Frases como “el reconocimiento que le otorga la sociedad”, “las recompensas económicas que de esa carrera provienen” y similares fueron la tónica en reuniones sostenidas con estudiantes secundarios (pertenecientes a establecimientos particulares, subvencionados y fiscales) frente a la pregunta de porqué deseaban estudiar la carrera que querían. Y ése era el momento en el cual nacía mi pregunta, pero por motivos de reglas no podía hacerla, la cual hiba dirigida hacia ¿Dónde queda la vocación en la decisión de qué estudiar?.
Si bien puede existir mucho reconocimiento y obtener mucho dinero al estudiar determinadas carreras ¿Son capaces de levantarse todos los días por el resto de sus vidas a ejercer laborales en las cuales, por mucha empatía que tengan con los ámbitos que implica la carrera, no es lo que verdaderamente están llamados a ejercer?, o ¿es que acaso en las sociedades actuales ya se perdió la vocación hacia las profesiones y nuestra razón de vivir solo se sustenta en una vocación hacia el dinero y el estatus?.
Lo anterior no solo los justifico con las opiniones expresadas por los alumnos secundarios si no también por el grado de información que ellos manejan acerca de las carreras universitarias. Muchas universidades de Chile gastan esfuerzos millonarios en publicitar sus años de acreditación con el fin de atraer a los estudiantes a sus aulas, pero yo le digo a estas instituciones ¿Y de qué sirve tanto esfuerzo? si dado mi experiencia reciente con ellos, casi ninguno sabe lo que es el proceso de acreditación ni tampoco lo que ámbitos que éste mide. ¿De que sirve publicitar la amplia gama de carreras que puede tener una Universidad si la mayoría de los estudiantes desconoce las aplicaciones prácticas que deben ejecutar al estudiar “X” carrera?.
Claramente éste es un problema de comunicación, pero donde no sólo tienen culpa los oferentes del servicio (Universidades), si no también los mismos demandantes (estudiantes secundarios).
Se han observado esfuerzos sobrehumanos por intentar posicionar a las diferentes Universidades y sus carreras en la mente de los consumidores, pero considero que el siguiente paso debe ser no sólo a que el estudiante ingrese a las aulas de la Universidad si no también asesorarlo previamente a que tome su decisión acerca de que carrera es la que se adecua mejor a sus habilidades y sus conocimientos y no tanto a sus intereses por reconocimiento social y económico. Para esto propongo que se cree una alianza entre las universidades, en donde el primer objetivo no sea captar la futura mensualidad que recibirán del alumno, si no asesorarlo y explicarle acerca de qué consiste cada carrera. Una solución fácil y práctica sería organizar charlas semanales en donde no se publicite la Universidad ni la carrera, sino que se expongan en profundidad los campos que involucra “X” carrera en términos laborales, como también las áreas del conocimiento que ella abarca.
Por su parte el rol del alumnos debe ser opuesto al que ejercen actualmente, el beneficio será para ellos y sólo es necesario una participación activa. Hoy en día se cuenta con una herramienta de información muy poderosa, pero que lamentablemente es utilizada mayormente para fines de entretenimiento que para fines informativos, Internet. Es ésta herramienta de información por donde se debe dar el primer paso, invito a los secundarios a utilizarla, a buscar acerca de lo que significa no sólo estudiar una carrera universitaria si no también lo que involucra ejercer ésta.
Con el presente texto no sólo deseo realizar una crítica a la pésima forma en como hoy en día se están tomando decisión de caracteres relevante y que influirán en el futuro de miles de profesionales, si no también propongo alternativas fáciles y rápidas para comenzar a subsanar levemente este problema. Con ello no pretendo estigmatizar el rol que ejerce la sociedad y su valoración hacia ciertas carreras universitarias, ni tampoco ignorar la relevancia que debe tener el dinero al momento de considerar alternativas y luego tomar una opción, si no que lo único que pretendo es otorgarle el nivel de importancia que merecen dichos factores y no sobre-valorarlos al momento de decidir.
Atentamente
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